La seguridad de los datos y activos críticos de una empresa es crucial para sostener las operaciones. Una brecha de seguridad aprovechada por programas maliciosos ocasiona perjuicios a todas las áreas de la organización
Lo que anteriormente se asociaba sólo como una responsabilidad del equipo de TI, hoy en día se ha establecido que, para mantener una organización segura ante ataques, se debe involucrar a todas las personas de una organización y terceros que se involucren en algunos de los procesos.
El riesgo informático mal manejado ocasiona, tarde o temprano, problemas financieros que ponen en riesgo la continuidad de un negocio a causa de la interrupción de las operaciones, pérdida de información, penalizaciones por parte de las autoridades y pérdida de clientes.
Los riesgos de ciberseguridad a los que se enfrenta tu organización no se pueden mitigar definitivamente. No importa el nivel de seguridad con el que cuentes, siempre existirá una probabilidad, aunque sea muy pequeña, de sufrir un incidente de seguridad.
La meta de un equipo de seguridad informática es reducir al mínimo los riesgos a los que están expuestos. Sin embargo, las medidas de este tipo no son suficientes para garantizar la continuidad de un negocio.
Se busca evitar los riesgos por las consecuencias que pueden traer. Antes de comenzar a implementar un programa de gestión de riesgos, se debe evaluar el impacto que pueden tener sobre la compañía. El impacto de riesgo se define sencillamente como el conjunto de consecuencias que ocasiona un riesgo potencial si llega a suceder.
Los riesgos no se pueden eliminar por completo, así que debes conocer a profundidad la manera en que afectarán a tu organización.
Comienza por identificar los riesgos a los que estás expuesto. Por ejemplo, el robo de información importante, o daños a los activos críticos. Una vez identificados, debes preguntarte: ¿Qué sucederá si sucede alguno de estos escenarios? Por supuesto, el impacto ocasionado puede ser catastrófico, como el paro total de las operaciones de la compañía, daño irreversible a la imagen de la marca, pérdida de usuarios y hasta problemas legales.
Estas consecuencias son graves y pueden llevar al cierre definitivo de un negocio. Prepararse para afrontar un suceso de esta naturaleza es sumamente difícil por la cantidad de recursos que deben destinarse.
Además, resulta fallida una estrategia de seguridad que opere de forma reactiva ante potenciales riesgos. Sentarse a esperar que un programa malicioso ataque el sistema de la empresa, sólo resultará infructífero. Aun cuando te prepares con el mejor equipo y herramientas poderosas para hacerle frente a una amenaza de ciberseguridad, corres el riesgo de que fallar al momento de intentar detener el ataque.
Por otra parte, necesitas estar al día en cuanto a las amenazas que surgen a diario y saber cómo desactivarlas, una tarea sumamente complicada.
Como ya lo mencionamos, no se pueden erradicar al 100% los riesgos de una red informática. Tampoco es muy útil centrarse solo en formar un equipo reactivo que atienda las amenazas hasta que se hacen presentes.
Las organizaciones especializadas en ciberseguridad han comprobado que una estrategia basada en la prevención y disminución de riesgos, también reduce el impacto de potenciales amenazas. La gestión de riesgos es la mejor manera de reducir el impacto del riesgo para una empresa.
Conocer el impacto del riesgo para tu organización no sirve de nada si no implementas un plan de prevención para mitigarlos.
Mediante un plan de prevención, podrás disminuir al mínimo las probabilidades de que tu red sea vulnerada. Mantienes los riesgos controlados y neutralizas el impacto que pueden ocasionar en tu empresa.
Obtener asesoría de un experto en ciberseguridad, como Data Warden, te permitirá diseñar un plan efectivo para mitigar riesgos y evitar cuantiosas pérdidas materiales y económicas a tu organización.